Empanada mental


Esta noche he tenido una de las peores pesadillas de mi vida. Al menos que yo pueda recordar.
Ahora mismo ya no recuerdo todo lo que pasaba en el sueño, pero la cosa iba más o menos así:

Estábamos S y yo viviendo en una casa, bueno, un piso, enorme y soleado. De paredes blancas y altos techos. De aquellos típicos del Eixample de Barcelona. Era muy bonito.

Era como si fuera en un futuro cercano, aunque había cosas que no cuadraban, como que yo aún mantenía contacto con la gente de mi antiguo grupo de música, cosa que no he hecho desde que dejé el grupo hace ya unos tres años.

S y yo estábamos a punto de dejarlo. De hecho al final del sueño aparecía una amiga suya que la ayudaba a recoger sus cosas. Y yo lloraba y le preguntaba que si me quería. Ella me decía que ya no, que ya no había nada, que llevábamos tiempo que no teníamos nada y que no podíamos seguir de esa manera. Yo me acababa de liar con uno del grupo de música que tenía antes y ella me decía que volvería con una ex suya de hace un tiempo.

Yo era un cúmulo de inseguridad, esa parte de mí que es débil, que no se enfrenta a las cosas y que se mantiene en una actitud de falsa calma. Que deja pasar los días iguales uno tras otro. Que no hace nada y cuando las cosas suceden inevitablemente se sorprende. Pero es una sorpresa igualmente falsa porque esa parte de mí ya era consciente de cual era el posible transcurso de las cosas.

Me repito más que el ajo y estas cosas, estas sensaciones no son nuevas. ¿Estoy haciendo realmente algo para que no se sucedan más? ¿Estoy haciendo algo que valga la pena? ¿O simplemente me dedico a allanar el terreno y dejarme llevar? Yo, que no sabía qué coño era eso de dejarse fluir y tal, estoy viendo que no tomo ninguna decisión importante en mi vida. Que las cosas que tengo que hacer las pospongo y evito. Que me autobloqueo y cuando las cosas llegan ya es demasiado tarde. Y no puedo buscar ninguna excusa que me exima de ser tan imbécil porque yo misma he creado esta situación y soy consciente de ello. Es decir, gilipollas y con alevosía.
Aunque todo esto también es bastante catastrofista, porque algunas decisiones sí que he tomado y sí que no estoy totalmente pasiva ante la vida.

Estar a la espera de terminar una carrera en la que no encuentro ahora una salida profesional que me llame. Sé que soy apasionada con las cosas que me gustan y me llenan. Sé que puedo estar horas concentrada en temas que me interesan y no es ningún esfuerzo. Pero pasar el visado de estos exámenes y las prácticas para tener un título para “empezar mi vida” me está costando más de lo que me gustaría admitir.

Yo, que saqué un promedio de inteligencia superior a la media ya me ves, sacándome la carrera en seis años cuando en cuatro los podría haber tenido listo. Que sí, que también trabajo. Que sí, que como me voy a sacar la carrera si no estudio, si no abro los apuntes y cuando lo hago me invade un sopor máximo. Que me las doy de inteligente porque creo que leyendo el día anterior lo tendré hecho y no es así. Y en el fondo también lo sé.

Quizá es que me da miedo “empezar mi vida” y equivocarme. Y cuantas veces les he dicho yo a mis amigas cuando me han contado lo mismo que equivocarse forma parte de la vida, y que de TODO se aprende algo. Pero yo no, noo, la señorita se cree tan importante que no debería equivocarse ni fallar porque todo lo hace perfecto, verdad? Y siempre tiene que ser la más lista, la más serena, la más cuerda la que tiene los mejores consejos.... claro claro... que estupidez.

Y ese miedo que me acompaña a todas partes? Miedo a perder el control, a hacer cosas estúpidas a que se me vaya la olla. No me permito estas cosas y no es un acto noble para nada. Ni para compadecerme ni ostias. Que me estoy desaprovechando de una manera suprema. Que podría estar haciendo cosas y cogiendo las cosas que ya vienen con energía y disfrutarlas. Aunque algunas no me apetezcan, pero, joder, vamos a ver, cuantas personas hacen cosas que no les apetecen porque en ese momento deben hacerlas para conseguir algo que sí que quieren? Pero no, claro, yo no quiero hacerlo. Soy como una niñita autocomplaciente y caprichosa. Invitar a personas que quiero que vengan a casa, o ir a ver a mis amigas de Valencia que hace como un año que no las veo y que digo que iré pero nunca nunca voy. Hacer algo por mí misma y no tener que consultarlo con nadie, porque sé que las personas de mi alrededor no son opresoras, al contrario aquí la única que se oprime soy yo misma. Y por qué? Para qué?

Tampoco puedo pensar que esta sensación de “BASTA YA”, así de pura como está ahora, me ayudará a cambiar mi punto de vista totalmente y tendré una fortaleza para enfrentarme a los cambios desde hoy hasta el resto de mis días. Porque no es así. Tengo que poner de mi parte, y sacarlo. Salir del caparazón que aún no es primavera pero toca salir. Y si hace frío, me abrigaré.

No sé si esto lo publicaré. Ahora me lo pensaré. Tengo que coger los apuntes ya mismo. Hoy iré a cortarme el pelo. Ser fuerte. No es tan difícil. Pero no es fácil.

3 Calos:

Sashimi ÑamÑam ha dit...

Tú lo has dicho, lo primero es ser consiciente del problema y segundo, el querer encontrar una solución. Ahora lo que falta es hacerlo.
Un besote

Nosu ha dit...

El primer paso es darse cuenta,.
Mierda, esto ya lo habían dicho.

encontrar el remedio no es fácil, pero sólo falta un empujón y en cuanto empiece a hacer cosas ya no podrás parar.

Un beso!

Marta ha dit...

es hacerlo y ya está ^^ en algunas cosas me recuerdas sospechosamente a mí misma xDDD pero bueno, es ese lado oscuro de la luna que a veces te agobia, pero mira! si te das cuenta de que estás agobiada ya estás en el camino de hacer los cambios necesarios para estar feliz ^^

has pensado en psicología clínica? a mí es la que más me llama xD (desde mi perspectiva doctoril) y de resto, pues no sé mucho más

y por otro lado, ser inteligente te hace ganar en pereza xD comprobado! porque sabes que te resulta sencillo y puedes posponer las cosas, pero bueno, ya estás acabando ^^

beeeeeeeeeeeeeesoooos!